¡Malditos Impuestos!


César Luna-Victoria León
Marzo es uno de esos meses que odiamos porque tenemos que pagar impuestos. Nos duele, porque sentimos que nos sacan dinero y que no habrá retorno. No es de extrañar porque, históricamente, los impuestos eran el botín que el conquistador imponía al vencido. No sólo era dinero lo que se pagaba, sino también libertad y dignidad. Sin embargo, hoy los impuestos son otra cosa y explican las sociedades modernas.

Los impuestos son el sueldo de un país. Hasta hace poco el Perú era un país misio. El sueldo no llegaba a fin de mes. ¿Sabes cuándo dejó de joderse el Perú, Zavalita? Cuando hacia 1992 se triplicó la recaudación tributaria. Subimos de 4% del PBI (últimos años del primer García) a 12% (primeros años del primer Fujimori). Allí empezó nuestra historia moderna, ahí empezamos a contar con plata para construir un país de verdad.
Así el Perú se ordenó; crecimos tributariamente y hoy estamos en 15% del PBI. Sin embargo, ese crecimiento se sustenta fundamentalmente en el boom exportador y en los altos precios internacionales. Lo que nos toca ahora es trabajar para que ese crecimiento sea sostenible, para alcanzar una recaudación tributaria más estable. 15% no está mal pero no es suficiente. Para ejecutar los programas de la inclusión social necesitamos llegar a 18%. Para cerrar la brecha de infraestructura que integrará la economía rural y amazónica necesitamos llegar a 20%, que es lo que tienen Chile y Colombia, nuestros competidores regionales. Para mejorar la calidad de vida de los peruanos con servicios públicos de a verdad necesitamos llegar a 30%, lo que ahora tienen los países europeos más pobres.
Hoy se malogró el ascensor de mi edificio. Al instante corrieron los e mails y ninguno de los vecinos dudó en aportar. En menos de una hora, nuestra administradora había recaudado lo necesario para pagar una costosa reparación. El aporte de los vecinos es similar, en gran escala, a los impuestos que el Perú necesita. Comprender que lo que es de todos también es de uno es la clave. Por eso es necesario fiscalizar que no haya corrupción y exigir resultados en el gasto público.
Todo toma tiempo. Pero hay que dar un primer paso. Este marzo no presente su declaración jurada pensando que le están robando plata. Piense en su hijo, o en su nieto. Ellos trabajarán con otros peruanos, mejor nutridos, más capaces, harto competitivos. Seremos un mejor país, viviremos todos mejor. Esa será la revancha histórica que el Perú merece. Piense en Walt Disney, que solía decir “…si puedes soñarlo, es posible”. Atrévase, pague sus impuestos, financie sus sueños.


Fuente: Semana Economica
http://blogs.semanaeconomica.com/blogs/el-derecho-al-reves/posts/malditos-impuestos#ixzz1qt37F7VT

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La Tributación en el Perú se rige por los principios de reserva de la ley, el de igualdad, respeto de los derechos fundamentales de la persona y la no confiscatoriedad.
La reserva de ley consiste en señalar, que sólo por ley se pueden crear, regular, modificar y extinguir tributos; así como designar los sujetos, el hecho imponible, la base imponible, la tasa etc.
El principio de igualdad, consiste en dar el mismo trato legal y administrativo a los contribuyentes que tienen similar capacidad contributiva.
El respeto a los derechos fundamentales, es un límite al ejercicio de la potestad tributaria para que esta sea legítima.
La no confiscatoriedad, consiste en no exceder la capacidad contributiva del contribuyente, es decir que defiende el derecho de propiedad, ya que no se puede utilizar la tributación para apropiarse indirectamente de los bienes del contribuyente.
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