Oliver Ashby: “No podemos cambiar el pasado pero sí influir sobre el futuro”


En su carácter de miembro del buró de admisiones del programa MBA de la LBS, Ashby comenta sobre la postura ética de la escuela británica, sobre cómo evitan situaciones de conflictos de interés entre profesores y cómo inculcan el sentido de responsabilidad en los alumnos. Durante las próximas horas no se pierda el ránking de AméricaEconomía de las escuelas globales.

Autor: Jennifer P. Roig
El rol y la responsabilidad de las escuelas de negocio en el estallido de la crisis financiera y económica global es todavía un tema que provoca acaloradas polémicas y consume espacio considerable de los medios especializados. AméricaEconomía quiso conversar con Oliver Ashby, Senior Manager de Reclutamiento & Admisiones del programa MBA de la británica London Business School (LBS), una de las más prestigiosas del planeta, sobre la identidad y valores éticos que rigen la institución y la educación de los alumnos.
¿Hasta qué punto le cabe responsabilidad a las escuelas de negocio en cuanto al origen de crisis financieras y económicas como la actual?
Creo que las escuelas de negocio tiene una gran responsabilidad en el tema de la crisis financiera y económica. Mucho de lo que la desencadenó de alguna forma tiene que ver con las escuelas de negocio.
¿Qué rol pueden desempeñar en el desarrollo futuro y en la prevención de situaciones semejantes?
De hecho, gran parte de nuestro claustro son expertos en la crisis financiera. Entre lo que enseñan y lo que reflexionan, tiene que ver con qué estuvo mal, dónde estuvo la mala decisión y la mala práctica, por qué los bancos fallaron, y lo más importante es qué se puede aprender de todo este contexto.
En lo fundamental, la idea es que no pueden cambiar el pasado, pero sí ostentan un rol relevante en el dibujo del futuro. Los estudiantes que formamos serán los que se conviertan en los líderes de las industrias comerciales, e incluso de los gobiernos. Y en este sentido la misión en el núcleo de las escuelas de negocio es enseñar un estilo de management sólido.
¿Qué aportan las humanidades y las ciencias sociales a este objetivo?
Muy relacionado con esta voluntad de trasmitir un management sólido está tomar en cuenta el lado social de los negocios. Esto explica la inclusión de perspectivas y disciplinas procedentes de las ciencias sociales y las humanidades.
Al respecto, pienso que siempre lidiamos con este lado humanista de los negocios. Es el lado que tiene que ver con las habilidades del trato social, con las relaciones humanas. No creo que estas hayan cambiado mucho con los años, pero sí nosotros hemos enseñado ética en los negocios por mucho tiempo. Creo que todo este énfasis en el tema y su visibilidad ha sido provocado por la crisis, pero para nosotros en la LBS ya era algo sobre lo que trabajábamos.
Por ejemplo, una forma de abordaje de cuestiones éticas es discutir sobre negocios sostenibles. Es por la misma razón que atraemos a emprendedores sociales, porque mucha gente se interesa cada vez más en desarrollar negocios con rentabilidad, pero también que generen un impacto positivo en el mundo.
Entendemos que una escuela de negocios tiene la misión de facilitar a los estudiantes las herramientas y conocimientos para hacer ese impacto positivo en el mundo. Y esa es una visión que da lugar a un proyecto de valores que se basan en la intención de provocar un impacto mediante una manera distinta de conducir los negocios.
La ética es una parte central en esta comprensión, que establece que los negocios deben estar a la vanguardia de esa forma de pensar.
Una de las críticas más severas contra las escuelas tiene que ver con situaciones de conflicto de interés en las cuales se han visto involucrados profesores. ¿Cómo se maneja este asunto en LBS?
Es cierto que muchos de los miembros del claustro de LBS se desempeñan al mismo tiempo como consultores y profesores. Buena parte de ellos se compromete con varias actividades académicas, incluida la investigación, y fuera de la universidad actúan como asesores gubernamentales y/o empresariales, asesores, auditores, etc. Profesores como Andrew Scott, vicedecano de la Facultad, quien además es parte de la junta de la Autoridad de Servicios Financieros (FSA) del país. O sea, que se desempeña como uno de los reguladores de la Banca británica, y ha tenido que ver con toda la respuesta a la crisis financiera. Así está en condiciones de traer a clase, al alumno, un conocimiento actualizado sobre, por ejemplo, el futuro de las finanzas en la web, pero también sobre una forma ética y responsable de manejar las finanzas.
Así sucede con otros profesores especializados en otras tantas áreas económicas. Ellos pueden retornar a la academia con lo más novedoso y actualizado que se discute y aplica en todos los sectores de negociación a nivel internacional.
En el caso de LBS, somos una comunidad muy estrecha. Tenemos una noción bastante clara de cuáles son los valores éticos que compartimos. Tenemos cinco valores que nos definen: ambición, coraje, eclecticismo, comunidad y compromiso. Cada persona relacionada con la escuela, desde la cima a la base, tiene una mentalidad orientada a una preocupación ética, no importa si son parte del personal
administrativo, o profesores o estudiantes, o directivos, todos
compartimos una visión que se sustenta sobre esos valores
. Conocemos el
significado de estos y actuamos en consecuencia.
De hecho, pienso que el tamaño pequeño y la cercanía entre los
miembros de nuestra comunidad hace difícil que se generen situaciones o
comportamientos no éticos.
Por la misma razón, encuentro muy difícil que en nuestra escuela sucediera
algo semejante a lo que ocurrió en The London School of Economics con
relación a aceptar dinero libio. Es justamente el tipo de situaciones
que tenemos mucho cuidado en evitar.
Entonces, cuando aceptamos a los estudiantes de los programas MBA, la clase de ética en los negocios es una de las primeras que reciben.
Pero la educación continúa con otras clases que se orientan teniendo en cuenta esa perspectiva ética. Por ejemplo, la clase de finanzas responsables, donde se trasmite que en medio de un mundo de cambios constantes, donde eventualmente se enfrentan dilemas complejos, algo clave a tener en mente es qué principios deben regir la reacción a esos dilemas.
La idea es que los estudiantes también se conduzcan según estos valores una vez al frente de sus negocios, por eso se imparten talleres sobre estos temas, para analizar cómo actuar ante situaciones complicadas. Enfatizamos en el concepto de esos valores, y creo que es por eso que limitamos el número de decisiones desacertadas, o no éticas, porque la gente comparte este sentido ético.

Fuente: America Economia
http://mba.americaeconomia.com/articulos/reportajes/oliver-ashby-no-podemos-cambiar-el-pasado-pero-si-influir-sobre-el-futuro

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